lunes, 13 de julio de 2009

La trayectoria innovadora de la Universidad Veracruzana

Raúl Arias Lovillo*


Los universitarios hemos abierto espacios para el desarrollo académico y científico, así como para la participación y el debate de nuestros asuntos. Hemos elaborado un proyecto institucional en el que se han sumado talentos y voluntades de estudiantes, trabadores y académicos que piensan, actúan y sueñan, en función de la Universidad Veracruzana (UV).


Todos ellos dedican tiempo exclusivo a la UV. Están todo el tiempo en ella, en sus aulas, en sus laboratorios, en sus bibliotecas, en sus campos deportivos; asumen a la Universidad como el motivo principal de su vida. Quienes formamos parte de esa comunidad, de esos cuerpos académicos, no lo decimos en el discurso. Sólo nos dedicamos a la Universidad Veracruzana. No tenemos otros trabajos en el sector público o privado ni utilizamos coartadas demagógicas para ocultar las dobles o triples nóminas a donde hay que ir a cobrar.


El universitario de tiempo completo no lo es sólo nominalmente, claro está. En primer lugar, conoce la realidad de la institución y conoce sus proyectos, sus logros sus avances. No es ajeno a sus insuficiencias y sus errores. ¿Qué institución no tiene unos y no comete los otros? Ninguna.


Pero el universitario, sea académico, trabajador o estudiante que está sinceramente comprometido con la Universidad Veracruzana, sabe que el proyecto universitario que pone por delante la mejora continúa de sus programas hacia la búsqueda de la excelencia académica, se ha fortalecido en los últimos años. Y sabe, además, que hay mucho por hacer, por corregir, por fortalecer.


Esa es una de nuestras señas de identidad: el trabajo individual y colectivo al servicio de la institución.


Digo todo esto como un preámbulo porque sé que son momentos para hacer planteamientos de futuro con respecto de la Universidad Veracruzana. Y para ello, hay que tomar la perspectiva que nos da la historia reciente de la institución. Y el primer referente del que quiero partir es la autonomía universitaria: estoy convencido que la comunidad de la Universidad Veracruzana actúa en función de los valores que entraña la autonomía: libertad, responsabilidad, vocación y compromiso crítica. Damos cuenta de esta actitud de hace unos años a la fecha. Y no es por afanes protagónicos de nadie, sino por que el ejercicio creciente y de más calidad de la academia y el nivel de participación interna, así lo ha determinado.


Y lo importante de la autonomía, de este fundamento, jurídico, moral y académico, es que nos retribuye la capacidad de decidir sobre nuestro rumbo, nos abre expectativas de futuro de mayor certidumbre. Nos marca derroteros de lo que hay que hacer. Y nos compromete.


Ustedes lo saben: somos herederos de esfuerzos individuales y colectivos que le han dado una identidad especial a la UV. ¿En qué consiste esta identidad? En la fuerte personalidad cultural y social de la Universidad; en su modelo educativo de vanguardia; en su infraestructura moderna; en sus personalidades internacionales que la prestigian; en la sólida vinculación de la investigación y sus servicios con la sociedad veracruzana; en su Orquesta Sinfónica (OSX), en su equipo de basquetbol de los Halcones de la UV. Hay muchas cosas que nos hacen diferentes. Y lo diferente, si es bueno, nos hace mejores.


Hoy lo que sigue es fortalecer e innovar todos los órdenes de la vida universitaria. Y para ello, es necesario darle continuidad al proceso de academización de la UV.


Planteamientos para esa tarea primordial hay muchos, y la gran mayoría de ellos los he recogido de los propios universitarios. Son, por supuesto, propuestas que comparto plenamente, porque confirman el objetivo de la calidad, la pertinencia y la sustentabilidad de nuestras políticas.


No quiero concluir esta nota sin señalar algunos ejemplos, donde se advierte el compromiso que tiene la comunidad con nuestro proyecto.


Si nuestra política universitaria de hoy tiene como destinatario principal los estudiantes hay que mejorar los servicios que les ofrecemos: hay que fortalecer su aprendizaje, su permanencia y su mayor participación en los procesos educativos.


Por supuesto que la comunidad plantea que continuemos con el proceso de consolidación de la planta académica; quieren que sigamos con los esfuerzos de acreditación y certificación de los programas educativos; que se avance en el posgrado y la investigación para seguir encaminando a la Universidad Veracruzana en el compromiso con su entorno y la sustentabilidad.


Y puedo decir que fue consenso del Foro Universitario: “Construyendo juntos nuestro futuro” -y una demanda bien sustentada por los estudiantes y docentes- acabar de tajo con las deformaciones y excesos como el número de créditos y las horas de clases presenciales excesivas, en el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF). Y esta demanda, encaja precisamente en la idea que tenemos de la actualización y mejoramiento del Modelo.


Estas y muchas otras propuestas que he recogido de la comunidad universitaria, habrán de seguirse impulsando en los próximos años. Esa es la trayectoria innovadora que debe preservar la institución. Me anima y me esperanza pensar que habrán de hacerse con sentido crítico, sumando, uniendo voluntades e inteligencia como lo hemos hecho hasta hoy, en el propósito de engrandecerla, de consolidarla y de estrecharla cada vez a la sociedad veracruzana.


* Rector de la Universidad Veracruzana

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