Raúl Arias Lovillo*
Hace cinco años la Universidad Veracruzana se comprometió con las necesidades y retos de productores e instituciones involucradas en los sectores agrícola, forestal y de conservación de la biodiversidad.
El 24 de septiembre de 2004 creó el Laboratorio de Biotecnología y Ecología Aplicada (Labioteca), hoy conocido como Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca). Se trata de un proyecto estratégico de investigación y de vinculación social que nos permite estar a la vanguardia de disciplinas fundamentales para la preservación y desarrollo de los recursos naturales del país y de la región.
Es un proyecto pionero y visionario en México por integrar ambas disciplinas en un solo proyecto: el Inbioteca rompió el esquema que precedía a todos los demás organismos que primero se crearon como institutos de Biotecnología y posteriormente integraron la Ecología o viceversa.
Con la investigación científica que el Inbioteca desarrolla, la Universidad Veracruzana protege y mejora de los productos que se comercializan en los cinco estados donde tiene presencia: Tabasco, Jalisco, Chiapas, Yucatán y, por supuesto, Veracruz. Se benefician del trabajo de nuestros investigadores las comunidades del Cofre de Perote, San Juan del Monte, Coyopolan, Álamo, los Tuxtlas, Xalapa-Teocelo, Monte Blanco, Orizaba, Tlalnehuayocan, La Mancha y Acajete.
Dos Cuerpos Académicos, el de Ecología y Conservación de la Biodiversidad Forestal –que ya es consolidado– y el de Biotecnología Aplicada a la Ecología y Sanidad Vegetal –que se encuentra en formación–, son líderes nacionales en materia de bioinsecticidas, diversidad genética, cambio climático, bactericidas, fungicidas, vitroplántulas, demografía, banco de semillas, y otros temas no menos importantes.
Constituye una iniciativa plausible del Instituto ingresar al campo de estudio de los transgénicos, porque como institución educativa tenemos la obligación de estar atentos a temas cuyas implicaciones científicas, económicas y sociales nos afectan.
Ocho doctores y cuatro maestros en Ciencias del Inbioteca –estos últimos en breve obtendrán el grado de doctor– suman 47 artículos científicos publicados en revistas indexadas, tres libros, 10 capítulos de libros, y han contribuido a más de una veintena de tesis de licenciatura y posgrado. Sin duda se trata de un trabajo cualitativo y cuantitativo de alto nivel.
Los trabajos de investigación del Inbioteca sobre una especie de plátano y sus hojas, frijol, papa, nopales, el uso de lombrices para beneficiar a las plantas, magnolias en peligro de extinción, hongos y bacterias que causan la necrosis del chayote, además de que generan en forma continua conocimientos e insumos de alto valor técnico y científico, permiten que nuestros académicos se encaminen positivamente a ingresar al Sistema Nacional de Investigadores y a formar parte de la plantilla con reconocimiento del Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep).
Precisamente por el prestigio y la calidad de sus investigaciones, nuestro Instituto sostiene vínculos con instituciones de educación superior e investigación como la UNAM, la Universidad de Guadalajara, el Cinvestav del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Colegio de Posgraduados, el Instituto de Ecología, la Universidad Autónoma del Estado de México, la de Hidalgo, y otras especializadas en el tema.
Reitero: se trata de un cuerpo académico de excelencia que merece el reconocimiento de todos los universitarios, pues en poco tiempo han logrado demostrar una alta producción académica. También es justo reconocer que mucho de lo expuesto no habría sido posible sin el trabajo y la atinada dirección del fundador de este instituto, el Dr. Lázaro Rafael Sánchez Velásquez, egresado de la Facultad de Biología de la UV cuya experiencia de más de 20 años en investigación sobre Ecología Forestal y Conservación de la Biodiversidad es uno de los pilares más sólidos del Inbioteca.
Con él al frente, Inbioteca ha acuñado una filosofía en su quehacer científico que se puede plantear desde la UV para el país: “Nada se hace sin el trabajo continuo, solamente podemos crecer cuando de por medio está el compromiso con el trabajo”. Totalmente cierto.
Más allá de las condiciones en que se encuentra el país, me parece fundamental que una consigna de esta naturaleza surja desde una universidad. Nuestro compromiso es conectar nuestros conocimientos y nuestras técnicas con la vida misma, esto es, con las necesidades de la sociedad: no sólo se trata de crear grandes productos académicos sino de que estos sirvan para impulsar el desarrollo sustentable y justo de nuestras comunidades. Por eso sostengo que esta filosofía que impulsa el Inbioteca es el camino por el que debemos seguir en la UV.
Por sus objetivos y su propia naturaleza, el instituto es fundamental en sí mismo; pero también lo es para la Universidad Veracruzana y para Veracruz. La rica biodiversidad con la que contamos, y el hecho de que el Inbioteca pueda realizar investigación de frontera, nos abren un gran espacio en nuestra trayectoria hacia el futuro.
Es, como se suele decir de aquellos programas que abren camino, un buque insignia de nuestro gran proyecto universitario. Decir que me siento orgulloso como universitario UV, es poco. Además de ello, su ejemplo de dedicación y su honestidad intelectual, nos sirven de ejemplo, fortalecen y estimulan nuestro ánimo para seguir luchando, día a día, sin tregua ni descanso, por hacer de nuestra Universidad Veracruzana un baluarte indiscutible del saber y el compromiso social.
* Rector de la Universidad Veracruzana
Artículo publicado con el permiso del autor
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